sábado, 10 de marzo de 2012

Tito 3:4-7


Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, 
él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. 
Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, 
el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo 
nuestro Salvador. Así lo hizo para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser 
herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna. 


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